Maíz: actor central de la bioeconomía y de la producción de proteína
Dos paneles específicos abordaron cada una de estas temáticas en el Congreso Internacional de Maíz que se realiza en el Centro Provincial de Convenciones de Paraná Entre Ríos.
Del panel Maíz: actor central de la bioeconomía participaron Santiago Aguilar, de la empresa agroindustrial Las Chilcas; Manuel Ron, de la empresa BIO 4; Juliano Pereli, de New Holland; Federico Nicolino, de la empresa Papeleno, y Joaquín Guyot, de Syngenta, y contó con la moderación de Fernando Vilella, del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).
Bioeconomía
Manuel Ron, titular de la empresa Bio 4, la primera planta de bioetanol en la provincia de Córdoba, contó los orígenes y desarrollo de la compañía y precisó que “mitigamos los efectos de la ganadería y utilizamos el digerido de la planta de bioetanol en la alimentación del ganado; promovemos la economía circular y también lanzamos una plataforma de venta de bonos de carbono y certificados de energía renovables”, explicó.
Y agregó: “Nos hemos convertido en una especie de empresa de descarbonización. Ese es el propósito que nos movió desde el inicio, cosa que vemos más clara ahora que en ese momento. Básicamente nos dedicamos a eso, a descarbonizar la economía siendo productores agropecuarios”, destacó.
Por su parte, Santiago Aguilar, titular de Las Chilcas, ubicada al norte de la provincia de Córdoba, contó la historia de su empresa familiar, dedicada a la agroindustria desde 1980, que produce biocombustible a base de maíz y soja. En el año 2016, mediante la construcción de una planta de bioetanol, la entidad comenzó a generar energía y producir alimentos de manera simultánea, fortaleciendo así el sistema de economía circular.
En tanto, Joaquin Guyot, de Syngenta, que en su empresa la bioeconomía empieza con la semilla. “Es la transformación de biomasa en productos de mayor valor agregado, en este caso de producción de maíz en el campo. Desde los semilleros, aportamos unas cuantas cosas, básicamente tres pilares: genética, manejo y biotecnología para potenciar esa producción”, explicó.
Y agregó: “El desafío que trae esto de transformar esa biomasa en el producto de mayor valor agregado, es preguntarnos cuál es el aporte que podemos hacer, desde la semilla, a esa transformación”, destacó.
Posteriormente, Federico Nicolino, titular de Papeleno, empresa cordobesa creada en 1980 destacada por utilizar bioplásticos y material compostable para fabricar envases de uso industrial y comercial destacó: “Nosotros éramos una empresa netamente plástica y empezamos a ver que la tendencia a nivel mundial y local iba en pos del cuidado del ambiente y en contra del plástico de un solo uso. Las primeras pruebas con materiales bio-basados las hicimos hace 13 años atrás. Empezamos a utilizar materiales con
concentración de almidón de papa, de mandioca y de maíz”.
En tanto, Juliano Perelli, la primera empresa de maquinaria agrícola que lanzó un tractor propulsado a base de biometano, se refirió a las características de este equipo y a otras novedades de la compañía en el sentido de presentar productos amigables con el ambiente.
Transformación de Proteínas ¿Hacia dónde vamos?
Participaron de este panel Eugenia Brusca, del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), Roberto Domenech, del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) y Juan Pablo Cerini, de la Federación Porcina Argentina y contó con la moderación de Catalina Boetto, ministra de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Córdoba. En las disertaciones se presentaron las características de los sectores bovino, porcino y avícola.
Brusca detalló las nuevas tendencias alimentarias que dejan de lado las carnes, pero que, aun así, aún el 94% de la población argentina sí consume carne. “Es ahí donde nosotros tenemos que seguir trabajando, seguir reteniendo al consumidor, contándole la importancia de una alimentación balanceada saludable y natural; es lo que nosotros como productores de alimentos debemos de hacer”, enfatizó.
Y agregó: “Los jóvenes quieren saber qué consumimos, de qué está hecho el alimento, cuál es su origen. Y aquí reside la importancia de la tecnología, la trazabilidad del producto, saber su origen y cómo fueron alimentados y si se ha respetado los estándares de bienestar animal” agregó Brusa.
Por su parte, Roberto Domenech detalló el proceso de producción de carne de pollo en la Argentina y planteó como desafió ir «hacia una política de Estado de las carnes de calidad, no solo de las carnes económicas», enfatizó.
Finalmente, Juan Pablo Cerini, presentó el Plan Estratégico Porcino 2020–2030, una propuesta elaborada con la participación de más de veinticinco referentes del sector.
Al respecto, destacó que “tenemos un consumo interno en aumento, somos el sector que proyecta hacer crecer el consumo interno, más que cualquiera de las otras proteínas, sabemos como hacer las cosas, tenemos capital humano calificado para todo tipo de desarrollo intensivo y, naturalmente, tenemos disponibilidad de grano, agua y espacio físico para producir”, concluyó.