Banco Alimentos Tucumán elabora harina de legumbres
Como alternativa a la harina de trigo, el Banco Alimentos de Tucumán -BAT- comenzó un proyecto para elaborar harina de legumbres para distribuir a sus organizaciones sociales y brindarles una mejor nutrición a las familias beneficiarias.
El proyecto ha ganado el premio Legado 2023 otorgado por Bayer y obtendrá financiamiento.
Por Florencia Padrón
A+S dialoga con Josefina Correa, directora ejecutiva de BAT que asiste a 40.000 personas en Tucumán mediante 120 organizaciones sociales -un 60% trabaja con ellos desde su fundación en 2001-.
También forma parte de la Red Banco de Alimentos Argentina que trabaja para ayudar a casi 1.000.000 de personas. Nuclea a los 20 bancos, presentes en 15 provincias, dedicados a rescatar productos que no son comercializados, pero están aptos para el consumo.
Uno de los pilares de BAT, es el recupero de verduras del Mercado Concentrador de Tucumán. «Tenemos un gerente y voluntarios de las mismas organizaciones sociales que hacen diariamente el recorrido de 600 puestos que tenemos». Además, tienen acuerdos con productores de frutas y verduras. Les donan las «segundas cosechas«, alimentos que no son comercializados «por una cuestión de tamaño, estética generalmente», pero conservan todos sus nutrientes.
Por otro lado, retiran todos los días productos donados por supermercados. «Hablamos de alimentos que salieron de la cadena comercial, por ejemplo, por su fecha de vencimiento, errores de packaging, exceso de producción o porque no tuvieron éxito en el mercado. Todos aún son aptos para consumo», explica la directora de BAT. En su mayoría rescatan aguas saborizadas, galletas dulces, snacks, productos de limpieza.
Por eso, comenta que para adquirir alimentos de primera necesidad, que les brinden una alimentación saludable a los beneficiarios, buscan alternativas que les ayuden a recaudar fondos. Hace dos años a través de Semillero -anterior programa de Bayer- consiguieron financiamiento para su escuela de cocina y este año a través de Legado para su proyecto de elaboración de harina de legumbres.
«Todo en Argentina está muy difícil, cada vez hay más necesidad y de alguna manera menos apoyo financiero. Entonces, cada vez más gente necesita, los comedores no dan abasto y nuestra lista de espera tampoco. Nos encantaría hacer mucho más, dar ingresos a todas la organizaciones sociales, pero lamentablemente tenemos recursos finitos».
Josefina Correa sobre los comedores
PLANTA HARINA DE LEGUMBRES
«Todos los meses entregamos harina de trigo en muchísima cantidad. «Y nos hace un poco de ruido porque tenemos gente celíaca o con mucho sobrepeso en nuestras propias organizaciones», argumenta Josefina Correa. Como alternativa usaron legumbres –porotos, lentejas, garbanzos– muy presentes en el norte argentino. Ya tienen su propia moledora y acuerdos con un molino harinero y con los productores locales que les donarán las semillas.
«Antes les entregabamos los granos, pero en realidad no sabíamos cuál era su aceptación porque tiene que tener bastante proceso, tenían que ponerlo en remojo la noche anterior para recién usarlo en un plato de comida», argumenta Josefina Correa. A través de su escuela de cocina prueban distintas preparaciones de pastelería y de panadería. Ejemplifica: «Hacemos pizzas, panes, muffins y bizcochuelos«.
Su idea es poner en valor un producto «súper nutritivo» que, además, tene otros beneficios como evitar enfermedades, el colesterol y bajar la glucemia. A través de talleres y capacitaciones les enseñarán a las organizaciones sociales las recetas realizadas por su escuela para que cuando empiece la distribución de la harina de legumbres ya sepan implementarlas en la cocina diaria.
«Planeamos tener cerca de 210 beneficiarios directos con el objetivo, por supuesto, de escalar», comenta. Además, su idea es que sea «un producto social» que pueda ser vendido para que ayude a sostener el proyecto y que les sirva a todos para alimentarse mejor.
ESCUELA DE COCINA
La escuela de cocina de BAT tiene un cupo disponible de 40 ingresantes para quienes forman parte de las organizaciones sociales. Se encuentra dirigida por dos chefs profesionales y dividen el año en 3 módulos -por ejemplo en Panaderia y Pasteleria y Catering para Eventos-. Al finalizar, si cumplen con la asistencia y las formalidades reciben un certificado de cocineros profesionales.
«Es una herramienta de cambio social. Hay muchos alumnos que ya salen de la escuela con trabajo. La semana pasada el Centro de Panaderos se llevó 5 personas para trabajar con ellos; otro chico que hizo una experiencia en un crucero saliendo de trabajar»
Josefina Correa, directora ejecutiva de BAT
El objetivo es que sepan utilizar los alimentos poco comunes que recibe el Banco y adquieran conocimientos que puedan transmitir y trasladar a su zona. Además, su orgullo es el entorno social que crean. Expresa: «Se conocen, forman amistades, se relacionan. Hemos hecho proyectos conjuntos. Realmente, hacemos un ambiente muy lindo de trabajo y de aprendizaje».