La edad de los árboles: impactos negativos y cuidados especiales
El cuidado de los árboles es vital para la protección del medio ambiente. Tratar a los árboles como personas es el primer paso hacia un ecosistema más sano y respetado. Prolongar la longevidad de los árboles es un trabajo esencial de todas las personas.
Por Iván Naciff y Sol Muñoz
A+S dialoga con Marcos Soko, Arborista profesional de la Asociación Civil Argentina de Trabajadores Arboristas con Acceso por Cuerdas -AATAAC–
¿En qué consiste ser un arborista profesional?
La arboricultura se presenta como un fascinante campo dentro de la forestería, donde se aborda el cuidado de los árboles con una perspectiva singular, considerándolos como individuos. Esta aproximación implica tratar a cada árbol de manera individualizada, en el mejor de los casos como si fuera una persona, atendiendo a sus necesidades específicas en cuanto a enfermedades, podas, nutrición y otros aspectos.
La labor de un arborista implica una observación minuciosa de los árboles, lo que a menudo requiere trepar a grandes alturas para evaluar su estado y tomar las medidas adecuadas. Es por ello que han surgido competencias especializadas en este campo para garantizar la habilidad y destreza necesarias en este tipo de trabajo. No es un trabajo fácil, pero es fascinante.
¿Cuáles son los factores clave que influyen en la longevidad de un árbol ?
La duración de la vida de un árbol se ve influida por diversos factores, y su gestión adecuada puede fomentar una vida más prolongada. Brindar un cuidado regular, que incluya el aprovisionamiento adecuado de agua, la aplicación de fertilizantes y el control de plagas, contribuye de manera significativa a la salud general del árbol y a su longevidad. La práctica de podar de manera adecuada ayuda a eliminar ramas muertas o enfermas, mejora la estructura del árbol y disminuye el riesgo de enfermedades.
Además, la poda puede estimular un crecimiento más vigoroso y sostenible. Seleccionar especies de árboles apropiadas para el entorno y las condiciones locales puede marcar la diferencia en su capacidad para resistir enfermedades, adaptarse al clima y prosperar a lo largo del tiempo. La detección precoz y el tratamiento de enfermedades son imperativos. La aplicación de técnicas de gestión que minimicen la propagación de enfermedades, como la limpieza de herramientas de poda, puede resultar fundamental.
La gestión del entorno circundante, que abarca desde la calidad del suelo hasta la exposición a factores ambientales extremos, contribuye a mitigar el estrés en el árbol y a mantenerlo saludable. Reducir el estrés físico derivado de la compactación del suelo, la construcción cercana o los cambios en las condiciones del entorno, contribuye a la longevidad del árbol. Estrategias como el acolchado y la protección de las raíces son útiles. Realizar inspecciones regulares para detectar signos de enfermedades, plagas o problemas estructurales permite abordar los problemas de manera proactiva antes de que alcancen un punto crítico.
¿Existen especies de árboles específicas que tienden a ser más longevas?
Sí, existen especies de árboles que tienden a vivir más tiempo que otras, y la longevidad de un árbol está influenciada por diversas características biológicas y ambientales. Algunas tienden a ser más resistentes que otras, pero también el factor ambiental y el trato que las personas les den influye mucho.
Secuoya (Sequoia spp.): Las secuoyas son famosas por su impresionante longevidad. Factores como su resistencia natural a enfermedades, su capacidad para resistir incendios y su crecimiento constante contribuyen a su duradera presencia.
Pino de Bristlecone (Pinus longaeva): Especies como el pino de Bristlecone son conocidas por su resistencia extrema a condiciones adversas, como suelos pobres y climas rigurosos. Estos árboles han desarrollado adaptaciones que les permiten sobrevivir durante miles de años.
El olmo siberiano (Ulmus pumila): Algunas variedades de este árbol han demostrado resistencia a enfermedades que han afectado a otros tipos de olmos, lo que les otorga una mayor longevidad en ciertos entornos.
Los robles (Quercus spp.): Varias especies de robles son reconocidas por su longevidad, gracias a su resistencia a enfermedades y su habilidad para adaptarse a diferentes hábitats.
Los baobabs (Adansonia spp.): Estos árboles son singulares por su longevidad y su capacidad para almacenar grandes cantidades de agua en sus troncos, lo que les permite sobrevivir en entornos áridos.
Estos árboles pueden alcanzar alturas impresionantes, a menudo superando los 20 metros, aunque algunas especies pueden crecer aún más altas. Los baobabs tienen ramas gruesas y cortas que se extienden en todas direcciones, dándoles una apariencia distintiva y a veces se les describe como árboles «invertidos», ya que sus ramas parecen raíces expuestas.
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