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Mario Bedosti: “Los cigarrillos electrónicos están prohibidos y se venden descaradamente en los kioscos” 

Mario Bedosti, politólogo, advierte que el consumo de vapeadores está creciendo, especialmente, en los adolescentes porque las empresas destinan su publicidad a generar “nuevas generaciones de consumidores»

Mario Bedosti explica: “Llenan las redes sociales con publicidad diciendo que producen menos daño y sirven para dejar de fumar”

Por Florencia Padrón Sanchez

Moderno”, “innovador”, “canchero”, fueron las características que le atribuyen los jóvenes al cigarrillo eléctrico, según la encuesta “Consumo y valoraciones sobre los productos de tabaco y nicotina en adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires”, que realizó en 2023 la Fundación Interamericana del Corazón -FIC- Argentina. Sus resultados muestran que casi un 9% de los adolescentes usan vapeadores de manera cotidiana.

En Argentina, la comercialización, importación, distribución y publicidad de cigarrillos electrónicos está prohibida desde el 2011 por una resolución del ANMAT. Sin embargo, el coordinador del área de incidencia de FIC Argentina, Mario Bedosti en diálogo con A+S explica que la disposición no se cumple y las empresas hacen campañas publicitarias destinadas a los jóvenes con argumentos sin respaldo científico

¿Cómo aumentó el consumo de vapeadores en los jóvenes?

Hicimos en 2023 una encuesta sobre el consumo y las percepciones sobre los productos de tabaco que tienen los jóvenes en edad escolar, adolescentes de 13 a 18 años, y se vieron varios datos. Por un lado, el consumo entre los jóvenes de los productos más convencionales de tabaco es muy parecido a la prevalencia de los adultos, casi un 20%.

Por otro lado, casi un 9% de los adolescentes usan cigarrillos electrónicos de manera cotidiana. Esto es una preocupación muy grande porque la última encuesta a nivel nacional de 2018 arrojaba que el consumo de los jóvenes era del 7% y de los adultos un 1%. Más allá de que los cigarrillos electrónicos son un problema de salud pública en general, específicamente, es un problema urgente en las juventudes. 

¿Por qué parece que el cigarrillo eléctrico es de venta libre si el ANMAT los prohibió?

Hay un déficit claro en la implementación de esa disposición. Si bien está prohibido desde 2011, hace mucho tiempo es muy fácil conseguirlos por distintas plataformas de internet y, en los últimos años, ya se están vendiendo descaradamente en los kioscos.  

Antes si ibas a un kiosco, quizás los podían tener debajo del mostrador y te los ofrecían cuando consultabas. Ahora están exhibidos directamente como si fuera un producto totalmente habilitado. Como hay poca fiscalización, pocos controles y sanciones, los comerciantes avanzan con su venta.

Los vemos en los kioscos de la Ciudad de Buenos Aires y en distintos puntos del país. Hasta llegamos al paroxismo que encontramos en kioscos de CABA unos juegos de garra que, en vez de peluches, tenía vapeadores. Hicimos en el Ministerio de Salud la denuncia a principios de año para que decomisen los productos.

Esto muestra un doble problema porque la venta de esos productos es ilegal y demuestra que las empresas están apuntando a los más jóvenes y a los adolescentes con sus estrategias de marketing. Están buscando generar nuevas generaciones de consumidores.

¿Qué estrategias usan para publicitarlos?

En Argentina, hay dos grandes estrategias para instalar los cigarrillos electrónicos. La primera, que ya mencione un poco, es su exhibición en puntos de venta con técnicas que son especialmente atractivas para jóvenes. La segunda son las campañas en redes sociales que lo publicitan como si fuera un producto inofensivo. 

Nosotros desde el año pasado venimos siguiendo una campaña que se llama “Sin humo, por favor”. Está directamente financiada por una de las empresas tabacaleras más grandes e inunda las redes sociales con publicidad diciendo que son herramientas para dejar de fumar y para reducir el daño.

¿Por qué son falsos estos argumentos?

Ninguno tiene respaldo científico. Respecto a su supuestos daños reducidos, el cigarrillo electrónico tiene nicotina, que es adictiva, y en jóvenes que están desarrollando su cerebro es especialmente problemática. Además, tienen otra cantidad de sustancias que también están asociadas a riesgos a la salud. 

Es otro de los datos que salió de nuestra encuesta de FIC, los jóvenes tienen una percepción muy baja del daño que generan esos productos a su salud. La Organización Mundial de la Salud -OMS- aclara que los cigarrillos electrónicos y todos los dispositivos emergentes del tabaco producen daños. Niega que haya un nivel seguro para consumirlos. 

El otro entredicho es que el cigarrillo electrónico puede servir como una herramienta para dejar de fumar.  Los estudios y la evidencia científica demuestran que, al contrario, se produce un consumo dual. Hay gente que consume tanto cigarrillos electrónicos como convencionales. A veces incluso los electrónicos pueden ser la puerta de entrada para el cigarrillo convencional.

Basicamente, ninguno de los argumentos tiene sustento… 

Exacto, porque muchos de estos supuestos argumentos provienen de investigaciones que están financiadas por la industria o influenciadas por ella. Entonces, no responden a evidencia científica independiente.

La Organización Mundial de la Salud le exige a los Estados que encuentren el marco normativo que le sea mejor, a través de su regulación o prohibición, pero prevengan el consumo en jóvenes. Ya tenemos la epidemia del tabaquismo convencional, ahora se busca prevenir otra epidemia concentrada en productos como los cigarrillos electrónicos o los calentadores de tabaco. 

Desde FIC, ¿sostienen que se necesita una ley que los regule o que se haga cumplir la prohibición?

La prioridad es exigirle al Estado que cumpla con la normativa vigente, que fiscalice, que implemente las prohibiciones para proteger a la población. No puede pasar que uno vaya a cualquier kiosco y pueda comprar un producto que está prohibido. Ya ahora vemos que circula como si fuera un producto legalizado, posiblemente, si se regula, el consumo sería más alto y habría muchísimos más adolescentes en riesgo.

Además por el carácter federal de nuestro país, las provincias también pueden tener sus propias regulaciones, algunas ya las tienen, otras están trabajando, como Buenos Aires y Neuquén. Pueden avanzar con políticas claves de control del consumo, como los ambientes libre de humo y la restricción a la publicidad. Entonces, podrían incorporar en su normativa la prohibición de consumo de vapeadores en los mismos lugares que rige para los cigarrillos convencionales.

¿Cómo orientan las publicidades a los jóvenes?

Cuando uno analiza ese tipo de campañas nota que están orientadas a los más jóven por los colores que utilizan, sus mensajes y tono coloquial. Claramente, se busca posicionarse como: “La gente más grande fuma cigarrillos tradicionales, los más jóvenes usamos estos productos que son más novedosos”.

¿Cuál es el rol de los influencers?

En las redes se ven a personas con muchos seguidores consumiendolos. Usan publicidades no tradicionales. Quizás no hacen una referencia directa, pero ayuda a que se posicionen como productos novedosos para los jóvenes.

A veces uno casi ni siquiera se da cuenta que es publicidad, así se naturaliza el consumo. Es muy peligroso porque disminuye la percepción de los daños que causan. También interfiere con la gente que está intentando dejar de fumar, porque si uno ve el consumo como algo normal y natural, bajan los incentivos para dejar de consumir estos productos. 

Nosotros, como puede hacer toda la ciudadanía, cuando encontramos estas publicidades, ya sea en redes sociales, como en los kioscos, lo denunciamos en la página del Ministerio de Salud. Piden activamente que se reporten todas las publicidades que uno pueda detectar porque toda publicidad del cigarrillo electrónico está prohibida y puede ser denunciada. 

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