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7 DE JULIO: DÍA DE LA CONSERVACIÓN DEL SUELO

Por Malena Alvarez Cortez

El 7 de Julio se conmemora el día Nacional de la Conservación del Suelo, un recurso de vital importancia para la vida, el cual alberga más del 25% de la biodiversidad de nuestro planeta. Fue decretado en 1963 por la Presidencia de la Nación Argentina en reconocimiento al Dr. Hugh H. Bennett, pionero y emblema en la disciplina.

 “Un tremendo despertar nacional a la necesidad de actuar hacia la mejora de nuestras prácticas agrícolas”.

Dr. Hugh Hammond Bennet

Pilar Marcos, responsable de biodiversidad de Greenpeace expresó el año pasado ante la celebración del día de la Conservación del Suelo que “En plena crisis del covid 19, cabe recordar que los ecosistemas intactos proporcionan barreras naturales a enfermedades como ésta. El dinero público no debería invertirse en rescatar a las empresas más contaminantes sino a cuidarnos protegiendo la naturaleza, y a permitir la transición de las personas trabajadoras hacia empleos verdes, apoyando también una España rural que nos brinde lo que necesitamos para una vida sana”.

¿POR QUÉ EL 7 DE JULIO SE CELEBRA EL DÍA NACIONAL DE LA CONSERVACIÓN DEL SUELO?

En 1963, en la Republica Argentina, se estableció por decreto que el 7 de julio se conmemoraría día Nacional de la Conservación del Suelo en memoria al Dr. Hugh Hammond Bennet, el padre de la conservación del suelo.

Bennet, nació el 15 de abril de 1881 en Carolina del Norte. Fue quien se preocupo en 1930, en la Gran Depresión, por el estado del suelo que perjudicaba a los agricultores. Lo cual, tiempo después, se descubrió que las circunstancias que provocaban dicha situación eran los métodos de cultivo.

En 1933 Fue nombrado Director del reciente Servicio de Erosión de Suelo, una agencia formada para combatir la erosión causada por las tormentas de polvo. El polvo y las grandes tormentas de polvo, eran producto de la severa sequia que azotaba al Medio Oeste. Este fenómeno se traslado por todo el país afectando significativamente a la población y volviéndose una problemática a nivel nacional. A partir de estos sucesos el Dr. Bennet fue llamado a declarar ante el comité del Congreso en Washington, para dar respuestas ante tal problemática. «Fue la fuerza conductora detrás de la ciencia de la conservación del suelo,» declara Gerald MCKIBBEN en Hugh Hammond Bennett, the Father of Soil Conservation.

INTA Sáenz Peña- tormenta de polvo Texas 1930
Tormenta de polvo en Washington. Imagen publicada en un informe de INTA

El 27 de abril de 1935 se aprobaba la Ley de Conservación de Suelos en Estados Unidos, que establecía al Servicio de Conservación de Suelos como un departamento del USDA, Departamento de Agricultura de Estados Unidos, cuyo director fue Bennett.

«El fue responsable de un alto grado de implementación de las prácticas de conservación y la apertura y desarrollo de consejos locales de conservación de suelo y agua. El también fue miembro fundador de la Sociedad de Conservación de Suelo y Agua,» explica Gerald MCKIBBEN.

Bennett en Argentina dejo una huella importante realizando la promoción por la conservación del suelo. Puso el foco en la capacitación de profesionales como Antonio Prego, Julio Ipucha Aguerre y Casiano Quevedo sobre la conservación del suelo. Además problematizo la situación de erosión de la provincia de Entre Ríos en sus diferentes localidades. Destacó el valor del cuidado de este recurso, no solo por los eventos climáticos que se pueden generar, sino que también por el bienestar social, al generar sistemas productivos sustentables se benefician los productores, los consumidores y el medioambiente.

CONSECUENCIAS DEL DETERIORO DEL SUELO

El suelo es un recurso vital que sufre constantes cambios naturales a lo largo de la historia, provocados por la erosión o por los ciclos climáticos del planeta Tierra. Pero también padece alteraciones causadas por la humanidad, como erosión, desmontes, mala gestión de residuos, falta de rotación de cultivos, uso del fuego, sobrepastoreo, uso inadecuado de productos químicos tóxicos y expansión de las fronteras agrícolas, agricultura no sustentable, ni sostenible.

Uno de los hechos más conocidos en los últimos tiempos, que alerto a activistas, políticos y a vecinos del mundo, es la deforestación que se llevo a cabo en la Amazonas. Este es el bosque tropical más grande del mundo cuyo territorio se expande por 9 países latinoamericanos, y beneficia con lluvias a casi toda América del Sur.

El crecimiento de zonas de cultivo o urbanización en áreas que provocan la deforestación y el desalojo de la biodiversidad causan muchas consecuencias que además de provocar eventos climáticos, aceleran en demasía el calentamiento global.

Douglas Morton, científico de la Tierra de la NASA que estudia incendios en el Amazonas y áreas circundantes declaró para CNN que «Las condiciones de sequía generalizada en 2021 son una señal preocupante de que el riesgo de incendio extremo podría afectar a una gran parte de Sudamérica, agotando los recursos de extinción de incendios y amenazando los ecosistemas, la infraestructura y la salud pública».

En el año 2019 y 2020 se registraron incendios incontrolables en los bosques, acabando con la biodiversidad que caracterizaba a la Amazonas. Estos eventos que, no han frenado, tienen efectos negativos para la salud de los habitantes del país. En el 2020 hubo al rededor de 2.195 hospitalizaciones por enfermedades respiratorias causadas por los incendios del 2019 en Brasil.

Colombia, Bolivia, Brasil, Perú y México son algunos de los países que han presentado tasas más altas de deforestación.

En el 2019 otro evento climático se presenciaba en Argentina, inundaciones en las zonas pampeanas. El crecimiento de urbanización y el monocultivo son los primeros causantes de estos hechos. Para poder prevenir estos eventos naturales e intensificados por el calentamiento global, se necesitan que los suelos posean una capa de vegetación.

INTA en su informe «El rol de los suelos agrícolas frente al cambio climático» explica que para minimizar el impacto sobre el suelo que provocan las precipitaciones torrenciales, erráticas, episodios de sequías e inundaciones, se deberían aplicar prácticas que garanticen la mayor cobertura vegetal viva o muerta del suelo en tiempo y espacio. La utilización de siembra directa y cultivos de cobertura son prácticas recomendadas para el logro de dicha premisa. «También es importante el manejo de los escurrimientos, los que deberían contemplar el nivel de cuenca y no de un lote en particular. Esto es crítico no sólo para reducir los procesos erosivos en el lote, sino también para minimizar la pérdida de cultivos por anegamientos y el impacto de los excesos hídricos sobre la infraestructura rural y urbana.»

“Si un suelo mal manejado recibe lluvias de 100-150 mm por hora, como también pasó recientemente en el norte de la provincia de Santa Fe, puede tener problemas de infiltración, que es la entrada del agua al perfil, y generar inundaciones”, advirtió Cosentino. ¿Cómo sucede esto? “Un suelo arenoso, por ejemplo, tiene un tipo de textura que permite que el agua pase muy rápido. Pero si ha sido trabajado con monocultivos, por ejemplo, se pueden formar una costra impermeable que no deja pasar al agua”, expuso Diego Cosentino, investigador de la cátedra de Edafología de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del CONICET para el portal Sobre la Tierra.

Las inundaciones en el país ponen en riesgo la vida de las personas, sus hogares y sus economías. Gran parte de la población de provincias como Entre ríos y Chaco, que son las más afectadas, caen por debajo de la línea de la pobreza a causa de catástrofes naturales.

Inundaciones en La Paz, Entre Ríos.

Jordan Schwartz, director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay, argumento para Iagua.es que “las inundaciones han sido las responsables de provocar pérdidas económicas por unos US$22.500 millones desde 1980, así como del 58 % de todas las pérdidas económicas causadas por desastres naturales entre 1966 y 2015”. – También Julie Rozenberg, economista senior del Banco Mundial explico que “Las inundaciones son un obstáculo para la erradicación de la pobreza. Cada año a consecuencia de ellas, en promedio, un 0,14 % de la población nacional cae en la pobreza. Cuando los eventos son más importantes (inundaciones que se producen cada 100 años), más del 1,5% de los argentinos caen en la pobreza”.

Las inundaciones y los incendios no son los únicos responsables del padecimiento poblacional. En las provincias ubicadas en el norte del país la sequía ya es un hecho recurrentes, pero el año pasado se vieron en situaciones problemáticas tanto para los cultivos como para la sobrevivencia de la población.

Si bien varias zonas marcada en el siguiente mapa, son áreas desérticas por naturaleza, la falta de lluvias o de deshielo es alarmante. Los especialistas alertaban que en el trimestre septiembre-octubre-noviembre se aproximaban precipitaciones inferiores a lo normal en gran parte del país, exceptuando en el sudoeste de la Región Pampeana y el sur de la Patagonia.

La sequia hace propensa a estas zonas de inundaciones o de incendios, además de afectar a la población. Los gobiernos locales implementan diferentes estrategias para contrarrestar estos tiempos.

Este año los índices cambiaron significativamente, debido a los cambios climáticos que el mundo esta atravesando. La actividad humana no es el único causante de la variabilidad del tiempo y de las catástrofes naturales, pero si estas acciones repercuten suficientemente como para contribuir en la aceleración del calentamiento global.

DATOS SOBRE EL SUELO QUE NO SABÍAS

El suelo es un recurso vivo que alberga más del 25% de la biodiversidad de nuestro planeta.

La deforestación aumentó un 67% en mayo en comparación con el año pasado en las Amazonas.

El 95% de los alimentos se producen directa o indirectamente en nuestros suelos.

 1 centímetro de suelo puede tardar en formarse entre 100 y 1.000 años.

La deforestación en zonas tropicales está relacionada con la transmisión de enfermedades como la generada por el Covid 19.

Un tercio de los suelos del planeta está degradado.

Son el hogar de la descomposición de residuos orgánicos.

El suelo tiene incidencia en los problemas de salud de los seres humanos.

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