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En el día de las aves migratorias, la urgencia de conservar las aves playeras en Argentina

Las aves migratorias recorren miles de kilómetros cada año en busca de sitios donde cumplir ciclos vitales clave. En Argentina, organizaciones y especialistas trabajan en la protección de especies como el playero rojizo y el falaropo común, que enfrentan amenazas como la degradación de sus hábitats y el cambio climático

Playeros blancos

Por Carla Frías

El 12 de octubre, día de las Aves Migratorias resalta un fenómeno natural de gran envergadura: la migración de miles de aves a través de continentes, desafiando barreras geográficas y peligros para completar ciclos vitales. En Argentina, más del 10% de las especies de aves participan de estas travesías, algunas recorriendo hasta 30.000 kilómetros al año. Entre las más notables se encuentra el playero rojizo, que recorre la distancia desde el Ártico hasta Tierra del Fuego, y el falaropo común, que migra desde Canadá hasta los humedales argentinos.

Playero rojizo

Estas aves playeras, conocidas como chorlos, ostreros y vuelvepiedras, encuentran en las costas y humedales de Argentina puntos clave para descansar y alimentarse. Sin embargo, su supervivencia se ve amenazada por la degradación de sus hábitats, el cambio climático y la invasión de especies exóticas. A pesar de sus impresionantes habilidades migratorias, las aves playeras enfrentan cada vez más desafíos que podrían poner en riesgo sus poblaciones.

Desde 2019, Aves Argentinas, junto a la Fundación Humedales/Wetlands International y la Subsecretaría de Ambiente, implementan el Plan Nacional para la Conservación de Aves Playeras. Este plan, con objetivos claros hasta 2030, busca conservar sitios clave para las aves, promover buenas prácticas en las actividades productivas y recreativas, y generar conciencia sobre la importancia de estos ecosistemas.

Falaropo común

Daniel Blanco, director ejecutivo de Fundación Humedales, subraya la importancia de los humedales en la migración de las aves. «Son ecosistemas clave que actúan como sitios de parada y descanso, necesarios para la alimentación y la muda de plumaje». En Argentina, aproximadamente 253 especies de aves dependen de estos humedales, por lo que su conservación es vital para mantener las rutas migratorias.

Entre los sitios en los que se está trabajando se incluyen la Laguna de los Pozuelos en Jujuy, el Parque Nacional Ansenuza en Córdoba y la Albúfera de Mar Chiquita en Buenos Aires. Estos lugares ofrecen refugio esencial para las aves en su travesía, y el monitoreo continuo de sus poblaciones permite implementar acciones de conservación más eficaces.

Las aves migratorias no entienden de fronteras, y por ello, su conservación exige cooperación internacional. Laura Dodyk, líder de la iniciativa Rutas Migratorias de Aves Argentinas, destaca que el monitoreo de estas aves ofrece valiosa información sobre la salud de los ecosistemas. «La conservación de las aves playeras no solo las protege a ellas, sino también los servicios ecosistémicos que nos brindan los humedales», afirmó.

En un país que alberga 62 especies de aves playeras distribuidas desde el norte hasta el extremo sur, el desafío es aprender a convivir con estas especies y proteger los territorios que ellas necesitan para sobrevivir. Las acciones de conservación, desde políticas públicas hasta la educación de las comunidades, son esenciales para garantizar un futuro donde tanto las aves como los seres humanos se beneficien de los ecosistemas compartidos.

En este día de las Aves Migratorias, se hace un llamado a redoblar los esfuerzos para proteger estas especies y sus hábitats, reconociendo que la conservación de las aves migratorias es, en última instancia, una inversión en el bienestar de todos.

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