Indicadores ODS y CMI
La importancia de utilizar indicadores de gestión empresarial, como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y el CMI (Cuadro de Mando Integral), para asegurar la sustentabilidad y el éxito a largo plazo de las empresas.

Entrevista: Judith Scheyer
Edición: Iván Naciff
A+S dialoga con Marcela Asensio Illuminati y Enzo Andrés Murcia, ambos contadores y expertos en gestión empresarial, explican cómo estas herramientas ayudan a las empresas a desarrollar estrategias más completas, que no solo se enfocan en la rentabilidad financiera, sino también en aspectos intangibles como el bienestar de los empleados, la equidad de género, la eficiencia energética y el uso responsable de los recursos naturales.
¿Es «gest» o «gest», cómo lo pronuncias?
Se pronuncia «GEST», de «Gestión Empresarial Sustentable».
El nacimiento de GEST y la sustentabilidad
Comenzamos en 2004, cuando la sustentabilidad en las empresas no era un tema tan popular como lo es hoy. Hace 20 años, muy pocas empresas hablaban de sustentabilidad, y menos en el ámbito de las empresas regionales, donde costaba implementarlo.
Aportaría ejemplos de cómo la adopción de prácticas sostenibles puede generar beneficios concretos para las empresas, como la reducción de costos a través de la eficiencia energética, la optimización de recursos como el agua (especialmente relevante en áreas como Mendoza), y una mayor retención de empleados motivados.

También agregaría que cada vez más empresas están adoptando tecnologías verdes y herramientas digitales para mejorar su gestión sostenible, como la inteligencia artificial para optimizar procesos, y blockchain para garantizar la transparencia en las cadenas de suministro.
ODS y CMI: ¿Qué son y cómo se aplican?
Los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) están enmarcados dentro de una agenda mundial, la Agenda 2030 de la ONU, que divide sus objetivos en 17 temas. Estos abarcan áreas como la innovación, la equidad de género, el salario justo, y la erradicación del hambre. Aunque parecen muy grandes y ambiciosos, podemos adaptarlos a una empresa o industria de manera eficaz.
Enzo trabaja con el CMI (Cuadro de Mando Integral), que surgió en los años 90 de la mano de dos profesores de Harvard, Kaplan y Norton. Ellos propusieron ver la empresa de forma integral, no solo desde lo financiero, sino también considerando los intangibles como el capital intelectual y los stakeholders.
¿Cómo se relacionan estos conceptos con los ODS?
Los ODS, establecidos por la ONU en 2015, no solo buscan resolver problemas globales como la pobreza, el cambio climático y la desigualdad, sino que también proporcionan un marco para que las empresas contribuyan al desarrollo sostenible. Integrar los ODS en la estrategia empresarial no solo mejora la imagen de la empresa, sino que también genera beneficios a largo plazo, como el acceso a nuevos mercados y una mayor lealtad de los clientes.

El CMI busca abordar la empresa de manera holística, integrando tanto los aspectos financieros como los de capital humano y social. Muchas empresas ya aplicaban elementos de los ODS sin saberlo. Fue cuando Marcela y yo comenzamos a trabajar juntos que nos dimos cuenta de que, al implementar estos indicadores, las empresas comenzaban a ver resultados más integrales.
Aplicaciones en las empresas locales
Algo interesante que mencionamos es cómo empresas mendocinas ya estaban aplicando estos conceptos de sustentabilidad y eficiencia energética sin saberlo. Por ejemplo, el uso de energías limpias, que se ha convertido en una necesidad. Empresas locales implementaron sistemas de riego por goteo y huella hídrica para optimizar recursos como el agua, especialmente en una provincia como Mendoza, que es un desierto.
Un ejemplo concreto es cómo algunas bodegas, además de cuidar a sus empleados, impactan en la comunidad, apoyando escuelas y centros de salud cercanos.
¿Esto es parte de la responsabilidad social empresarial?
Exactamente. La responsabilidad social empresarial (RSE) implica un triple impacto: económico, ambiental y social. Las empresas, al cuidar a sus empleados y su entorno, están creando valor a largo plazo, no solo para los accionistas, sino también para la sociedad en general.
El salario emocional y la motivación del empleado
Otro concepto clave es el salario emocional, algo que no tiene que ver únicamente con el dinero, sino con el bienestar del empleado en su entorno laboral.
El salario emocional abarca todos aquellos beneficios no económicos que recibe un empleado, como jornadas laborales flexibles, la posibilidad de trabajar desde casa, o espacios creativos dentro de la empresa. Estas medidas motivan a los empleados y aumentan la productividad.
¿Cómo esto se relaciona con el CMI?
Este sistema, creado en los años 90 por los profesores Kaplan y Norton, permite a las empresas medir su desempeño no solo en términos financieros, sino también en aspectos clave como los procesos internos, el aprendizaje y crecimiento organizacional, y las relaciones con los stakeholders. Explicaría que esto es esencial para mantener una visión holística de la empresa, asegurando que se mantengan alineadas todas las áreas con la estrategia general.

El CMI incluye indicadores como la satisfacción del empleado, que impacta directamente en la productividad. Al mejorar los procesos internos y escuchar las necesidades de los empleados, la empresa no solo aumenta su rentabilidad, sino que también asegura su sostenibilidad a largo plazo.
Ahora, con el auge de los ODS, estas acciones se alinean con objetivos globales, mejorando la gestión y el impacto de las empresas en su entorno social y ambiental.
Enfatizaría el concepto de «triple impacto» (económico, social y ambiental) como un enfoque crucial para las empresas modernas. Las compañías que adoptan este enfoque generan un valor sostenible que beneficia no solo a sus accionistas, sino también a la sociedad y al medio ambiente, garantizando así su sostenibilidad a largo plazo.