Argentina retiró a su delegación de la cumbre del clima COP29 en Azerbaiyán
La 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se lleva a cabo en Bakú, Azerbaiyán, hasta el 22 de noviembre, marca un cambio significativo en la política exterior y climática de Argentina. En una decisión controvertida, el gobierno de Javier Milei instruyó la retirada de la delegación argentina, que había llegado con el objetivo de participar en talleres técnicos clave relacionados con el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París
Por Judith Scheyer
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2024 (COP29), que se desarrolla en Bakú, Azerbaiyán, desde el pasado lunes y continuará hasta el 22 de noviembre, ha generado una situación inédita para la representación argentina. En un contexto de negociaciones internacionales críticas para enfrentar el cambio climático, la delegación de nuestro país recibió la orden de retirarse tras una breve y discreta participación.
El gobierno de Javier Milei, quien ha expresado en reiteradas ocasiones su rechazo a las agendas climáticas impulsadas por organismos internacionales como la ONU, decidió que la representación nacional dejara de formar parte del evento. Según fuentes oficiales, los técnicos presentes en Bakú fueron instruidos a regresar, lo que causó sorpresa en los grupos de negociación a los que pertenecía Argentina, como el G77, que reúne a países en desarrollo, y el Grupo Sur, que integra junto con Brasil, Uruguay, Paraguay y Ecuador.
“La instrucción de la Cancillería es que los técnicos regresen”, confirmaron fuentes cercanas al organismo. Estos técnicos habían sido enviados para asistir a capacitaciones relacionadas con la elaboración del Informe de Transparencia, un compromiso internacional clave bajo el Acuerdo de París. “Los equipos técnicos van a ilustrarse sobre el modo de llevar a cabo estos informes, reportes y presentaciones que hay que hacer ante la Convención”, agregaron desde la Secretaría de Ambiente.
Argentina en la COP29: un giro en la política climática y sus implicancias
El anuncio sorprendió a los círculos internacionales, en especial a los miembros del G77 y el Grupo Sur, bloques en los que Argentina históricamente ha desempeñado un rol activo. Esta retirada subraya la postura crítica del gobierno frente a las agendas climáticas internacionales, calificadas por Milei como parte de un «colectivismo ideológico».
Una tradición de liderazgo en pausa
Durante décadas, Argentina ha sido reconocida como un referente en la región por su compromiso con la sostenibilidad, liderando iniciativas de transición energética y promoviendo políticas de adaptación al cambio climático. Sin embargo, esta decisión pone en pausa ese rol histórico. La participación en las COP ha sido crucial para acceder a financiamiento climático, construir alianzas estratégicas y proyectar al país como un actor comprometido en la lucha global contra el cambio climático.
A pesar de este giro, el país continúa midiendo sus emisiones y trabaja en la presentación de informes de transparencia ambiental. Estas acciones, aunque necesarias, no sustituyen la relevancia de una presencia activa en foros multilaterales como la COP, donde se negocian recursos clave y se establecen las bases para la colaboración internacional.
Impactos internos y externos
La retirada también evidencia el impacto de las políticas de ajuste fiscal del gobierno, que incluyen la reducción de ministerios y la eliminación de miles de empleos públicos. Estas medidas han debilitado la capacidad técnica y diplomática para mantener una participación efectiva en eventos internacionales.
Externamente, la ausencia de Argentina en Bakú podría complicar las negociaciones comerciales y políticas con socios clave, como la Unión Europea, que exige compromisos ambientales sólidos como condición para acuerdos estratégicos. Al mismo tiempo, podría reducir las oportunidades de acceso a financiamiento internacional para proyectos de energías renovables y resiliencia climática.
Compromisos que no pueden esperar
Argentina enfrenta desafíos ineludibles en los próximos años. Entre ellos, la entrega del Informe Bienal de Transparencia, fundamental para evaluar el cumplimiento de sus compromisos climáticos, y la actualización de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) antes de 2025, un pilar del Acuerdo de París.
El cumplimiento de estos compromisos es esencial para mantener la credibilidad del país en la arena internacional y garantizar su acceso a recursos financieros destinados a la acción climática. En un contexto global donde la urgencia climática exige acción inmediata, cualquier retraso podría ser interpretado como una señal de retroceso.
Argentina enfrenta plazos ineludibles para cumplir con sus compromisos climáticos internacionales. Entre ellos se encuentra la entrega del Informe Bienal de Transparencia, una herramienta esencial para evaluar el avance de las políticas ambientales del país. Asimismo, el país deberá presentar antes de 2025 una actualización de su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), un requisito clave del Acuerdo de París que define las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Aunque la decisión de abandonar la COP29 marca un cambio en la estrategia climática argentina, no debe opacar los avances significativos que el país ha logrado en sostenibilidad. La promoción de energías renovables, el desarrollo de tecnología para el uso eficiente del agua y la implementación de políticas de economía circular son ejemplos de cómo Argentina ha liderado en la región.
El desafío actual es encontrar un equilibrio entre las prioridades internas del gobierno y la necesidad de mantener una voz activa en los foros climáticos globales. La acción climática no solo es una responsabilidad global, sino también una oportunidad para Argentina de consolidarse como un referente en innovación y sostenibilidad.
La retirada de Bakú deja preguntas abiertas, pero también un espacio para reflexionar sobre cómo el país puede retomar su rol protagónico en la lucha contra el cambio climático, una tarea que requiere no solo compromiso político, sino también la colaboración de todos los sectores de la sociedad.