Tratamiento del Parkinson con células madre
El 16 de abril, la prestigiosa revista Nature publicó dos papers que informan acerca del potencial de las células madre para tratar el Parkinson
Por Judith Betina Scheyer
Mientras el mundo anda a las corridas con la inflación, las peleas políticas y los titulares cargados de urgencia, la ciencia… sigue. Silenciosa, obstinada, potente. El 16 de abril de 2025 se difundieron dos noticias. Del tipo de las que no hacen ruido, pero que podrían cambiar la vida de millones de personas. Especialmente, de quienes conviven con una enfermedad como el Parkinson.

¿Qué pasó? Dos estudios publicados en la prestigiosa revista Nature —uno de Estados Unidos y otro de Japón— confirmaron algo que hasta hace poco parecía ciencia ficción: que es posible tratar el Parkinson con células madre… y que es seguro hacerlo. El título de una de las notas es «Ensayo de fase I de neuronas dopaminérgicas derivadas de células madre embrionarias humanas para la enfermedad de Parkinson.» y la otra «Ensayo de fase I/II de células dopaminérgicas derivadas de células madre pluripotentes inducidas para la enfermedad de Parkinson.»
Vamos por partes. ¿Qué son las células madre? Son como el comodín del cuerpo humano. Células que aún no tienen una función definida y que, dirigidas por la ciencia, pueden convertirse en lo que haga falta: neuronas, células de hígado, de piel o de corazón. Las más asombrosas son las llamadas pluripotentes inducidas, que no vienen de embriones sino que se «reprograman» en el laboratorio a partir de células comunes. Esto lo logró un científico japonés —Shinya Yamanaka— hace casi 20 años, y fue un antes y un después.
¿Por qué esto es tan relevante para enfermedades como el Parkinson? Porque las neuronas que producen dopamina —una sustancia clave para el movimiento, la memoria y hasta la motivación— mueren con la enfermedad. Y lo más difícil: no se regeneran. Entonces, ¿qué pasaría si pudiéramos reemplazarlas por neuronas nuevas, creadas en laboratorio, a partir de células madre?

Eso es, exactamente, lo que lograron estos dos estudios. El equipo japonés trabajó con pacientes del Hospital Universitario de Kioto, y el estadounidense con pacientes en California. En ambos casos, se implantaron neuronas dopaminérgicas —creadas con células madre— directamente en el cerebro. No, no es una película futurista: es hoy. Y lo más importante: no generaron tumores, ni efectos adversos graves. Fueron seguras. Y en varios casos, se observaron mejoras en los síntomas del Parkinson.
Fernando Pitossi, uno de los expertos locales más reconocidos internacionalmente, bioquímico, doctor en Ciencias Biológicas e investigador Superior del Conicet en el Laboratorio de terapias regenerativas y protectoras del Sistema Nervioso Central, que dirige en la Fundación Instituto Leloir.
Pitossi fue claro en dos puntos clave. El primero, sobre los tiempos: ¿cuánto falta para que los pacientes con Parkinson puedan realmente tratarse con esta tecnología? “Es difícil decir”, reconoció. “Hay tres estudios más en curso y otros siete que se empezarían este año, así que se esperan ver muchos resultados en los próximos 3 a 5 años. El estudio de Estados Unidos pasó a fase 3 con 102 pacientes y un análisis a los 18 meses, así que para dentro de 5 años, quizás haya novedades”.

El segundo punto, quizá más delicado, es la accesibilidad. ¿Podrá un país como Argentina, con un sistema de salud devaluado, afrontar tratamientos de este tipo, que son complejos y costosos? Según Pitossi, la clave está en la producción local de estas células. “Faltaría desarrollar la tecnología de grado clínico —algo que se complica con el desfinanciamiento actual de la ciencia—, pero el know-how médico y científico está”. Y en un país que tantas veces ha tenido que hacer ciencia en la trinchera, eso no es un detalle menor.