Los atrapanieblas
El futuro del agua potable: Una nueva tecnología que podría convertirse en una clave para las ciudades áridas
En la región de Atacama, las lluvias son prácticamente inexistentes —con un promedio de menos de 5 mm anuales— y las ciudades dependen de acuíferos subterráneos recargados hace miles de años. En algunos sectores, la escasez de agua obliga a abastecer a la población mediante camiones cisterna.
Sin embargo, Alto Hospicio cuenta con una ventaja geográfica: se ubica en uno de los corredores principales por donde la niebla oceánica entra al continente. «Está en una de las rutas de ingreso de la niebla», explica Virginia Carter Gamberini, investigadora de la Universidad Mayor de Chile. Estas condiciones hacen que la recolección de niebla sea una opción viable y sostenible para suplir la demanda de agua potable.

Según el estudio publicado en febrero en la revista Frontiers of Environmental Science, las nubes de niebla que se acumulan sobre esta ciudad representan un recurso desaprovechado. Frente al aumento de la demanda hídrica urbana, industrial y minera, y considerando los altos niveles de pobreza y falta de acceso a agua potable en la zona, los investigadores subrayan la urgencia de buscar fuentes alternativas.
Aunque la captación de niebla no es una idea nueva, hasta ahora se había enfocado principalmente en comunidades rurales. «Esta investigación plantea un cambio de enfoque: explorar la posibilidad de abastecer también a ciudades», señala Carter.
El estudio sostiene que aprovechar la niebla como fuente complementaria de agua podría ser clave para ciudades afectadas por el cambio climático y la escasez hídrica. Carter plantea que estamos ante una nueva era en la recolección de niebla, con aplicaciones urbanas a gran escala no solo en Chile, sino en otras partes del mundo.

La técnica del Atrapanieblas es relativamente simple; se instala una malla entre dos postes para interceptar la niebla. A medida que las nubes de humedad atraviesan la malla, se forman gotitas de agua que son recogidas y canalizadas hacia tanques de almacenamiento.
En Alto Hospicio, la niebla se origina cuando el aire cálido y húmedo del océano Pacífico fluye sobre aguas frías y luego es empujado hacia las montañas. Durante un año de trabajo de campo y utilizando el modelo predictivo AMARU (que combina información meteorológica con datos satelitales), los investigadores determinaron las mejores áreas para recolectar agua de manera eficiente.
En el periodo de mayor niebla, entre agosto y septiembre de 2024, se estimó un potencial de recolección de hasta 10 litros por metro cuadrado de malla al día. En promedio, se podrían obtener 2,5 litros diarios por metro cuadrado, lo que implicaría que el agua recolectada podría usarse para agricultura hidropónica, permitiendo producir entre 15 y 20 kg de hortalizas verdes al mes.
Actualmente, el equipo trabaja en un «mapa de recolección de niebla» para identificar otras zonas donde este modelo podría replicarse.
Aunque Carter asegura que ha bebido agua de niebla en varias ocasiones, el estudio no incluye un análisis detallado de su calidad. Las investigadoras son cautas, reconocen que la cosecha de niebla no resolverá por sí sola la crisis hídrica de Chile o del desierto de Atacama, pero insisten en que puede ser un complemento importante en la búsqueda de soluciones sostenibles.
Factores como la dirección y velocidad del viento, además de la geografía montañosa, son claves para la eficiencia del sistema. Mientras que zonas como Petorca (gravemente afectadas por la sequía) no serían candidatas ideales, otras áreas costeras sí podrían beneficiarse ampliamente de esta innovadora técnica.
