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Una ranita patagónica en peligro y un científico argentino que hizo historia mundial

Desde la Patagonia al mundo: el argentino que ganó el “Oscar verde” por salvar una especie única

Por Judith Scheyer

En la inmensidad del viento patagónico, el silencio se corta con el silbido del aire entre las rocas. Sólo allí vive una criatura diminuta y extraordinaria. Apenas mide unos centímetros, pero su existencia ha movilizado a científicos, comunidades y ahora también al mundo: se trata de la ranita del rincón, una especie que no habita en ningún otro lugar del planeta más que en un único arroyo escondido en la meseta de Somuncura, en Río Negro.

Federico Kacoliris, biólogo e investigador del CONICET, recibió el prestigioso Premio Whitley en el Reino Unido por su trabajo para conservar una especie que solo existe en un rincón remoto de la Patagonia.

El Premio Whitley, conocido como el “Oscar verde”, uno de los galardones más importantes a nivel internacional para quienes dedican su vida a la conservación de la biodiversidad.

No es poca cosa: además de recibir 50.000 libras esterlinas para continuar con su trabajo, el premio incluye formación, visibilidad en medios internacionales, y hasta la producción de una película sobre su proyecto, narrada por el legendario naturalista David Attenborough (sí, el David Attenborough).

Pero más allá del reconocimiento, el verdadero premio es para la ranita —también llamada ranita de Valcheta o del Pehuenche—, una de las siete especies en peligro de extinción que habitan la Argentina. Su supervivencia pende de un hilo, como la de muchos anfibios en el mundo, que sufren las consecuencias de la contaminación, el cambio climático y la alteración de sus hábitats naturales. Hoy, el 40% de los anfibios del planeta está en riesgo.

Kacoliris, investigador del CONICET y director de la Fundación Somuncura, lleva años liderando un proyecto tan científico como apasionado: rescatar a esta especie única del olvido y proteger su ecosistema, el arroyo Valcheta, donde el agua clara serpentea entre las piedras y sostiene la vida en medio del desierto ventoso.

“Cuando el viento se estrella contra las rocas, parece que las hiciera silbar”, dice Kacoliris. No es casual que Somuncura, en mapuche, signifique “piedras que hablan”.

La ranita del rincón

Gracias al Premio Whitley, Kacoliris se integra a una red global de científicos y conservacionistas que trabajan con un objetivo común: diseñar y escalar soluciones concretas para proteger la biodiversidad. Su proyecto, centrado en la ranita del rincón y su delicado ecosistema, es un ejemplo de cómo la ciencia aplicada puede generar resultados medibles y replicables, incluso en contextos extremos como la meseta de Somuncura.

El reconocimiento internacional no solo visibiliza el valor de esta especie amenazada, sino también la importancia de apoyar la investigación científica en Argentina, donde todavía quedan muchas historias por descubrir y conservar.

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